1.1.
¿Qué es el sueño?
El sueño[1] es un estado de reposo uniforme de un organismo. En contraposición
con el estado de vigilia -cuando el ser está despierto-, el sueño se
caracteriza por los bajos niveles de actividad fisiológica (presión sanguínea,
respiración) y por una respuesta menor ante estímulos externos.
El vocablo «sueño» (del latín somnus, raíz original que se
conserva en los cultismos somnífero, somnoliento y sonámbulo) designa tanto el acto de dormir como el
deseo de hacerlo (tener sueño). Metafóricamente, se afirma
que una parte del cuerpo se
le ha dormido a uno, cuando se pierde o reduce pasajeramente la sensibilidad en
la misma (parestecia).
Dormir va mucho más allá del mero
descanso. Todos lo hacemos y todos sabemos por experiencia propia que su
composición, profundidad, intensidad y capacidad de reponer energía varia
considerablemente. Alguien que duerme posiblemente este tumbado, inmóvil, en un
entorno tranquilo, confortable, con una respiración constante y que de vez en
cunado se mueva impulsivamente y se de la vuelta.
1.2.
¿Por qué y para qué
dormimos?
La mayor parte de la estimulación
sensorial está desconectada durante el sueño y los músculos se hallan
completamente relajados, algunos de ellos incluso temporalmente paralizados.
Podríamos decir que dormimos para obligarnos a descansar. No obstante,
incurriríamos en un error si interpretáramos el sueño como un simple medio de
conservación de la energía. La cantidad de energía ahorrada durante el sueño es
casi imperceptible comparada con la de una persona sentada en reposo.
Algunos científicos han afirmado
que el sueño profundo es esencial para reparar el desgaste diario del organismo
y que las ensoñaciones durante el periodo de sueño restauran la eficacia del
cerebro. Sin embargo, existen sobradas evidencias que sugieren que la
reparación que efectúa el organismo durante el sueño profundo no es superior a
la que se produce durante el sueño ligero o el reposo en estado de vigilia, muchos psicólogos creen
que la actividad cerebral durante los periodos de ensoñación, es fundamental
para el bienestar emocional y mental.
1.3.
¿Cuánto hay que
dormir?
La
duración del sueño no puede concretarse exactamente: para algunos cinco horas son
suficientes mientras que otros necesitan diez. La media es de 7,30 horas y ese
tiempo es lo que duermen dos tercios de la población mundial, con un margen de
1 hora más o menos.[2]
La
convivencia entre personas con diferentes ritmos de sueño plantea a veces
dificultades, sobre todo cuando se considera que dormir mucho es una mala
costumbre, propia de perezosos, se puede cambiar con solo proponérselo. En
experimentos realizados en Estados Unidos se consiguió reducir progresivamente
el tiempo de sueño y sólo por debajo de las cinco horas y media por noche se
presentaron perturbaciones serias. Para sorpresa de los investigadores algunos
de los individuos que acostumbraban a dormir ocho horas las redujeron
voluntariamente a seis o siete a partir de su participación en los
experimentos.
1.4.
¿Cuales son las
etapas del sueño?
Por termino medio dormimos entre
seis y nueve horas cada noche, durante este periodo pasamos por cuatro o cinco
ciclos distintos de unos noventa minutos, poco más o menos, de duración, que se
intercalan con breves periodos de vigilia que no recordamos.
Cada ciclo de sueño tiene cinco
etapas, según los estudios de Dement, alumno de Kleitman: somnolencia, sueño
ligero, dos etapas de sueño profundo y sueño REM o MOR (en español). El sueño
de un adulto sano consta alrededor de un 25% de sueño profundo, un 50% de sueño
ligero y un 25% de REM.[3]
Acontinuación se describen cada
una de esas etapas:
Usualmente
quienes duermen pasan a través de cinco etapas: 1, 2, 3, 4, y sueño REM
(movimiento rápido de los ojos). Estas etapas progresan cíclicamente desde 1
hasta REM luego comienzan nuevamente con la etapa 1. Un ciclo de sueño completo
toma un promedio de 90 a 110 minutos. Los primeros ciclos de sueño cada noche
tienen sueños REM relativamente cortos y largos períodos de sueño profundo pero
más tarde en la noche, los períodos de REM se alargan y el tiempo de sueño
profundo desciende.
Etapa 1 es el sueño
liviano cuando se entra y sale del sueño y se puede despertar fácilmente. En
esta etapa, los ojos se mueven lentamente y la actividad muscular se enlentece.
Durante esta etapa, muchas personas experimentan contracciones musculares
repentinas precedidas de una sensación de estar cayendo.
En la etapa 2, el movimiento de ojos se
detiene y las ondas cerebrales se vuelven más lentas con sólo un estallido
ocasional de ondas cerebrales rápidas. Cuando una persona entra en la etapa 3, ondas cerebrales extremadamente
lentas llamadas ondas delta se intercalan con ondas más pequeñas, más rápidas.
En la etapa 4, el cerebro produce
ondas delta casi exclusivamente. Las etapas 3 y 4 son referidas como sueño
profundo, y es muy difícil despertar a alguien de ellas. En el sueño profundo,
no hay movimiento ocular o actividad muscular. Es cuando algunos niños
experimentan mojar la cama, caminar dormidos o terrores nocturnos.
En el período REM, la respiración se hace más
rápida, irregular y superficial, los ojos se agitan rápidamente y los músculos
de los miembros se paralizan temporalmente. Las ondas cerebrales durante esta
etapa aumentan a niveles experimentados cuando una persona está despierta.
También, el ritmo cardíaco aumenta, la presión arterial sube, los hombres
experimentan erecciones y el cuerpo pierde algo de la habilidad para regular su
temperatura. Es el tiempo en que ocurren la mayoría de los sueños, y, si es
despertada durante el sueño REM, una persona puede recordar los sueños. La
mayoría de las personas experimentan de tres a cinco intervalos de sueño REM
cada noche.
Los niños
pequeños pasan casi el 50% de su tiempo en sueño REM. Los adultos pasan cerca
de la mitad del tiempo que duermen en la etapa 2, cerca del 20% en REM, y el
otro 30% se divide entre las otras tres etapas. Los adultos más viejos pasan
progresivamente menos tiempo en el sueño REM.
1.1.
¿Qué consecuencias
tiene la privación del sueño?
Tras noches en vela, las
facultades de concentración, atención y percepción se ven mermadas, y aparecen
los primeros síntomas de ofuscación, alteraciones en el sentido de la
orientación y una creciente tendencia depresiva. Después de cinco noches sin
dormir parecen presentarse los síntomas de alteración de la percepción,
razonamiento y conciencia, e incluso alucinaciones y paranoias, que reciben el
nombre de “psicosis de privación de sueño”.
Otros especialistas, y
particularmente los investigadores estadounidenses, señalan que las
consecuencias de la privación de sueño no son tan graves: temblores de manos,
visión doble (ocasionalmente), falta de reflejos, dificultad para llevar acabo
tareas monótonas y de larga duración, malhumor, irritabilidad y alucinaciones
(que, sin embargo, aparecen raramente, y casi nunca en las dos noches de
insomnio).
1.2.
El problema del ritmo
en vuelos transoceánicos
El reloj corporal puede sin más,
adelantarse o atrasarse de media a una hora diaria. Lo mismo sucede en los
casos de vuelos entre zonas con husos
horarios contiguos., a pesar de que dos horas de diferencia deja de sentir sus
efectos. Estar despierto dos horas más de “lo acostumbrado”. ( es decir, de lo
marcado por el ritmo corporal), suele costar menos que, habiendo volado en
dirección este, dormirse dos horas antes presenta un problema.
En vuelos que atraviesan varios
husos horarios (llamados transmeridianos), se nos presenta el problema con toda
nitidez. Simplemente se desplaza la “noche” artificial a otro momento del día,
a uno posterior (en el caso de simulación de vuelos hacia el oeste) o a uno más
temprano (en vuelos que se dirigen hacia el este)
1.3.
Análisis de la
calidad del sueño
Solo una quinta parte de la
población mundial disfruta de un sueño reparador. Los demás nos limitamos, en
lo mejor de los casos a quedarnos dormidos leyendo un libro, y en el peor, a
sufrir trastornos del sueño. Evalúa los niveles de energía, ¿Te despiertas
grogui o con la cabeza pesada? ¿Te sientes adormilado o te duermes en momentos
inadecuados? ¿Cae en picado tu energía después del almuerzo? ¿Te despiertas por
la noche? Sabemos que existen tres condiciones principales que influyen en el
sueño: la salud física, la salud psíquica y el entorno del sueño.
Tal desplazamiento de fase
produce efectos desagradables, dicho efectos constituyen lo que en el lenguaje
científico se denomina: “desincronización posmeridiana”: los ritmos biológicos
no se adecuan al nuevo horario, y tiene que modificarse. Así pues los ritmos
corporales están a disgusto todo el día.
Se sabe por experiencia que los
vuelos en dirección este suponen una mayor perturbación que los de dirección
contraria. Teóricamente esto podría
deberse a que los vuelos transoceánicos de América a Europa suelen despegar por
la noche, lo que significa que los pasajeros pierden el sueño de una ornada,
excepto por aquellos afortunados que no tienen problemas para dormir en una
silla. El día corporal dura 25 horas por esto resulta más fácil alargar el día
exterior que acortarlo.
Las consecuencias del vuelo
transoceánico y las de trabajo por turnos son las mismas: menor rendimiento,
problemas intestinales y digestivos y, sobre todo, alteraciones del sueño, que
durante la primera noche desaparece o bien es muy ligero y entrecortado, al
tiempo que en el curso del día se arrastra un sueño insoportable.
[1] Tomado de
Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Sue%C3%B1o
[2] Dieter E.
Zimmer, Dormir y soñar (Wenn wir schlafen
und träumen), 1985, Salvat Editores, S.A,barcelona
[3] Tomado de
Chris Idzikowski, Aprender a dormir bien,( Learn
to Sleep Well), 2001, Editorial ONIRO.
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